Aprende qué es internet de las cosas de la mano de Belardino

Foto de la cara de Belardino que en el CES vio lo que era el IoT

En el mismo instante en que Berladino fue a Las Vegas, Las Vegas fue a Belardino.

Concretamente el CES fue a él. El CES es una megaferia tecnológica que se hace todos los años en Las Vegas, pero Belardino no lo sabía ni era tecnológico (de hecho él defendía que era un hombre analógico, un romántico)

Pero paró allí por casualidad, como siempre. Entró y empezó a ver de todo: 

  • Coches eléctricos.
  • Televisiones inteligentes tan delgadas como su DNI.
  • Muchos teléfonos (ah no, smartphones se llaman ahora)  que, por cierto, se compró uno.
  • Y robots. Muchos robots.

Parece Marte -pensó él-.

Berlardino, que acostumbraba a andar con las manos hacia atrás, en posición filosófica, miraba con la curiosidad de alguien de otro tiempo, y vio lo inevitable:

Ahora todo tiene internet, todo: que si nevera con internet, que si lavadora inteligente, que si interruptor con wifi, que si tal, que si cual. Dónde estoy, dónde me he caído. Yo un hombre que no tiene ni whatsapp rodeado de un trozo de futuro.

Pensaba y volvía a pensar el bueno de Belardino Fernández Ochoa. Sin embargo, hubieron 7 cosas que le llamaron la atención, solo 7 porque cuando llegó a este número dejó de mirar por pura superstición.

Eso sí, todo tenía internet, todo era: internet de las cosas.

Qué es Internet de las cosas en 7 pasos

1. Un sistema domótico para su gato

La primera le gustó mucho, en realidad todas le gustaron, porque él, que era un amante de la vagancia, vio que con la tecnología se satisfacía la necesidad de no moverse. «Una necesidad básica» decía él a todos. Era un dispensador de comida y agua a distancia para Bastian, su gato con nombre de perro.

Era de la marca Catspad, costaba 199€, pero no le importó y lo compró. Ahora podría dar de comer a Bastian desde su nuevo móvil.

Podría tocar un botón y ¡PUM! chorrito de agua y comidita para el bueno de Bastian. Ya no tendría que pedirle otra vez ningún favor a su vecina, esa arpía que siempre le decía:

 Claro que cuido a Bastian, pero me debes un favor, eh.

Ahora, el problema con esa vieja tacaña estaba saldado.

2. Espejito, espejito, ¿Quién es la más bella del reino?

espejo inteligente de ekko como ejemplo de qué es internet de las cosas

Belardino andaba por la feria de un lado a otro, embobado, fascinado. Andaba sin saber bien dónde ir aún con el sueño de dar de comer al gato desde el sofá, cuando de repente la ficción se convirtió en realidad. Vio un espejo que hablaba, sí; como en Blancanieves.

Increíble, esto es increíble -decía una y otra vez-.

Los de Ekko sabían hacer las cosas. La tecnología tiene la cualidad de que algo totalmente insignificante sea deseado. Es lo que pasó con Apple es lo que le pasó a Belardino con el espejo de Ekko.

El espejo no era nada del otro mundo, solo un espejo inteligente pero para para un hombre que apenas controlaba el Word sí lo era. Llevaba el comando de voz de Alexa y se le podía hacer preguntas básicas:

  • Cómo estas.
  • Cómo me llamo.
  • Dónde estamos, etc.

También funcionaba como una tablet:

  • Podías mirar el tiempo.
  • Las notificaciones (concepto nuevo para él).
  • Vídeos, etc.

La mayor tontería del mundo ahora la quería Belardino, un hombre que, por cierto, apenas se miraba al espejo porque no quería verse.

3. Las zapatillas con GPS que te guiarán en el camino

Siguió mirando, siguió viendo, siguió asombrándose. Nada de allí le hacía falta, pero ahora lo quería todo. ¿Lo siguiente que vio? unas zapatillas con GPS que conectadas al móvil podías poner el lugar de destino y las zapatillas te llevaban.

Funcionaban con una vibración y colores en la zapatilla; si tenías que girar a la izquierda zumbaba a la izquierda, que a la derecha, pues zumbido a la derecha.

Ya ves tú, Belardino, un hombre panzón, vago y necio, que jamás había corrido se dijo a sí mismo que sí, que necesitaba esas Wize and Dope, que tenía que sentirse perteneciente a la vida moderna, que empezaría una nueva vida. Y así, mintiéndose a sí mismo, las cogió y se las puso allí mismo, delante de la dependienta que le miraba con ternura y odio.

 4. La smart pan (o la sartén de toda la vida con internet)

Poca cosa había hecho Belardino en la vida.

  • No le gustaba arreglarse.
  • No le gustaba salir de fiesta.
  • Y no le gustaba cocinar.

Sin embargo, cuando vio una sartén inteligente que podía pesar la comida y decirle lo que iba a engordar la cosa cambió.

Ya se sabe que él era vago, vago por ideología a todo esto. Así, que cuando vio esa sartén inteligente (casi más inteligente que él, por cierto) que le podía hacer casi todo, le cambió la cara. Era de la marca Smartypan (él la pronunció «Esmarpen»). Su vagancia le iba a costar nada más y nada menos que 200€.

Bueno, es una inversión, así seguro que adelgazo. -Se dijo a sí mismo mintiéndose otra vez.-

5. La cama inteligente que cambiarás por tu pareja

Siguió paseando aturdido por el espectáculo, mirando hacia aquí y allá. Estaba realmente cansado por tanto shock emocional, por tanto internet de las cosas por aquí, IoT por allá y más internet de las cosas por aquí (aún no sabía que era lo mismo).

¿Cómo hasta entonces no sabía de la existencia de nada de esto? -pensó-

Demasiados cambios en poco tiempo, estaba cansadísimo. Así que cuando vio una cama al fondo del pasillo no dudó en ir hacia ella y tumbarse, «Si total esto no es España, no pasa nada por tumbarme». Pero…sorpresa, sorpresa. Cuando se tumbó las sábanas estaban calientes, calientes como un viernes por la noche.

Esto si no me lo puedo creer. ¿Una cama que es capaz de calentarme las sábanas?

Dijo en voz alta, a lo que el dependiente continuó (estaba al lado de él porque no le había quitado el ojo desde que se había tumbado)

«…y se adapta a su postura y a si quiere la cama mullidita o más bien firme. Es la famosa Sleep Number 360 Bed, una cama inteligente o mejor dicho; una smart bed«.

¡Por favor señor, deme una, démela ya! -le gritó al dependiente-.

Cama inteligente con tecnología de internet de las cosas que Belardino descubrió.

6. Smart cube (y de la basura)

Belardino ya había roto los límites, había pasado la frontera de que sí, que no, que sí, que no. Ahora era todo un Sí redondo con forma IoT.

¿por qué no comprar algo más? -pensó en su mente- ya que estamos, ¿por qué no?

Como hemos dicho, la tecnología tiene la virtud de hacer lo normal en extraordinario, y un cubo, donde recordemos se tira basura, también lo iba a ser. Así que se compró otra «necesidad», el cubo inteligente de la basura de Genican. A este cubo le pasas el código de barras por el escáner que tiene y te dice lo que has tirado.

  • Un bote de Cola Cao.
  • Carne.
  • Zumos.
  • Plátano de Canarias.
  • Lo que quieras.

Todo lo que tuviera algo susceptible de ser escaneado podía serlo, como en el supermercado. Además, podías conectarlo al móvil y desde allí pedir las cosas a Amazon de lo que te faltara. 

Maldito internet de las cosas y su seducción-volvió a repetir por última vez en su mente-.

¿Y la séptima cosa?

Belardino, que era supersticioso como un gato negro, no encontró nada más en la feria, sin embargo, como ya dije antes, dijo 7 y no 6 u 8 por purísima brujería.

Belardino me contó la historia

Yo te la cuento a ti

Y tú se lo cuentas al mundo

¡Comparte y difunde, no seas uno más en la muchedumbre!

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4 comentarios en «Aprende qué es internet de las cosas de la mano de Belardino»

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